Esta primavera hemos vuelto a sembrar caléndula entre nuestros cultivos de
verano. Se trata de una planta perenne de la familia de las Compuestas, con
hermosas flores naranjas y amarillas que tienen una función importante como
atrayente de polinizadores, lo cual es esencial en el huerto. Además, tiene
raíces fuertes que mejoran la estructura de nuestro suelo y su actividad
insecticida, la hace imprescindible para repeler algunos insectos parásitos
como los pulgones.
¿Podemos pedir más? Pues sí, la caléndula tiene propiedades
anti inflamatorias, antisépticas, analgésicas y cicatrizantes, por lo que resulta
muy útil en el tratamiento de quemaduras, heridas, golpes e irritaciones de la
piel (dermatitis, pieles atópicas, acné).
Teniendo en cuenta el potencial de esta maravillosa planta, hemos recolectado flores frescas de caléndula
que hemos dejado macerar en aceite de durante 40 días al sol, obteniendo un
aceite de caléndula, base de nuestra crema. Una vez filtrado hemos añadido cera
natural de abejas y unas gotas de aceites esenciales para aromatizar. El resultado,
esta crema natural, libre de químicos, a la que podemos dar múltiples
aplicaciones.
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