Sin duda la primavera resulta la época del año más dura en el huerto. Si
queremos tener buenas cosechas de pimientos, berenjenas, pepinos, calabacines, melones,
sandías y sobretodo, tomates, la estrella de la huerta de verano, debemos
sembrar el máximo en el menor tiempo posible, tratando además de adelantar las
siembras para empezar a poder ofrecer nuestros productos cuanto antes. Las
plantas requieren su tiempo y hay especies como los calabacines, que pueden
ofrecernos sus frutos en cuarenta días, pero otros como los tomates, necesitan
al menos dos meses para empezar a producir. Y es que entrando Abril, nuestros
consumidores demandan estos productos. El calor de nuestra tierra acompaña a
cambiar nuestra dieta y se imponen las ensaladas, ensaladillas, aliños,
gazpachos, salmorejos…
Los problemas de la temporada de verano son muchos, la temperatura y las
lluvias son propicias para las plagas, que en ecológico son difíciles de
controlar, el riego se vuelve imprescindible y cualquier fallo puede llevar al
traste el trabajo de mucho tiempo y el calor, hace el trabajo más duro si cabe.
Nosotros acolchamos los cultivos para evitar en lo posible, la desecación y las
malas hierbas. Tratamos de forma natural las plagas y asociamos cultivos y
rotamos tratando de minimizar el riesgo de plagas. Aun así, toca cruzar los
dedos y esperar que no haya contratiempo con las fuertes lluvias de estos días. Si todo va bien, esta semana es
posible que recojamos los primeros calabacines!!