La que parecía ser una de las mejores temporadas en nuestro huerto, se
quedó en la peor de todas, y es que el clima es el que manda en lo que a trabajo
de campo se refiere. Los 150 litros por metro cuadrado que cayeron en mayo se
llevaron por delante más de 500 tomateras y otros tantos pepinos, melones,
sandías…Por mucho que a posteriori hayamos vuelto a plantar y algunas matas
sobrevivieran, la temporada ya estaba perdida.
Tras esto, solo queda mirar hacia delante y comenzar de nuevo con la temporada
de otoño. Vuelta a desbrozar, fertilizar, arar, alomar, acolchar y comenzar con
las nuevas siembras…un trabajo duro que esperemos tenga su recompensa. El campo
nos ofrece un aprendizaje constante, porque cada temporada es diferente.
Aquí os dejo unas foto del antes y después de las lluvias y como afectaron a las tomateras. También algunas de los cultivos que sacamos adelante.